Las interrupciones nos afectan en la medida que dejemos que nos afecten.
Y la única forma en podemos minimizar su efecto sobre nuestra productividad, es analizando la situación antes de reaccionar y no actuar impulsivamente ante cualquier evento que suceda a nuestro alrededor.
¿Cómo puedes lograrlo?
Con práctica.
Si a diario lidias con interrupciones (necesarias o innecesarias) procura entrenarte para afrontarlas sin perder la calma ni dejar que rompan con la fluidez de tus procesos de trabajo:
1. Planea las interrupciones:
Ten en cuenta que pueden surgir y lo que harás antes de lidiar con estas: guardar, marcar una página, hacer una nota sobre algo en específico, planea tus reacciones y obtendrás mejores resultados.
2. Tómate un momento para pensar en las implicaciones de la interrupción:
¿Es necesaria? ¿requiere atención inmediata? Si puede esperar, continúa con lo que estás haciendo. Si no, vuelve al punto 1.
3. No temas a las distracciones:
En cambio, míralas como lo que son; situaciones que no puedes evitar y qué también puedes aprender a manejar de forma asertiva para impedir que arruinen tu productividad.
Analiza, planea, enfrenta y vencerás.