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Cómo definir tu estilo de productividad para ser más efectivo

Para ser más eficientes a la hora de hacer nuestras tareas, es necesario definir nuestro estilo de productividad.

Todos somos diferentes: 

– La forma en que percibimos y analizamos las variables.

– El modo en que utilizamos nuestro tiempo libre

– Las fortalezas y debilidades innatas influyen en nuestra productividad de diferentes maneras. 

– La forma en que nos mantenemos concentrados

Cada una de estas suele depender de las tareas que afrontamos, los objetivos que queremos alcanzar y el entorno en el que vivimos.

Y aunque existen muchos sistemas para maximizar la productividad, como la gestión de proyectos y otras herramientas de manejo del tiempo, también es importante identificar cuál es el estilo de productividad que te identifica y así puedas usarlo a tu favor para ser más efectivo. 

Veamos cuáles son los 4 tipos:

1. El priorizador.

Al priorizador le gusta guiarse por los números, organizando su día para saber siempre cuánto tiempo le va a llevar una tarea. Utiliza esta información para planificar sus días de trabajo de forma eficiente y siempre se asegura de dejar tiempo para las tareas de mayor valor que le ayudarán a cumplir sus objetivos.

Puntos fuertes del priorizador:

– Analiza y mide constantemente.

– Rara vez pierde el enfoque.

Puntos débiles del priorizador:

– Puede ser muy individualista.

– Puede ser muy competitivo, incluso con sus propios compañeros de equipo.

2. El organizador.

El organizador es una persona a la que le gusta el orden. Le gusta planificar con antelación, en vez de dejar que las cosas caigan en su sitio de forma natural. 

Mantiene al equipo centrado en su objetivo, evita que se desvíen hacia áreas de discusión improductivas e insinúa con tacto los posibles problemas que podrían surgir si no se sigue el calendario o los planes.

Disfruta estructurando, organizando y manteniendo todo en orden. Es el tipo de persona a la que le encanta gestionar los detalles, trabajar con calendarios y mantener un proyecto en marcha sin problemas.

Puntos fuertes del organizador:

– Presta mucha atención a los detalles.

– Prevé problemas que puedan presentarse.

Puntos débiles del organizador:

– No se muestra muy flexible, ni espontáneo.

– Muy apegado a las reglas

3. El visionario.

La personalidad del visionario está marcada por la intuición y la necesidad de variedad. Se encuentra en su mejor momento en situaciones con un alto grado de complejidad e incertidumbre. Trabaja mejor cuando tiene un objetivo poco claro y no le gustan las tareas repetitivas.

El visionario tiene una gran capacidad para integrar las cosas, tiene la habilidad de ver cómo varios elementos pueden funcionar juntos, lo que les da una ventaja sobre otros estilos de productividad.

Puntos fuertes del visionario:

– Es creativo, innovador, le gusta experimentar y probar cosas nuevas.

– Son muy buenos solucionando problemas y mirando las cosas desde distintos ángulos.

Puntos débiles del visionario:

– Rara vez se fija en los detalles.

– No planifica ni piensa antes de actuar.

4. El mediador.

El mediador es el que se asegura de que cada miembro del equipo haga su trabajo y se preocupa por cómo se siente al hacerlo. También ayuda al equipo a trabajar mejor juntos, entiende las emociones que hay detrás de cómo hacemos ciertas cosas, en fin, se encarga de que cada uno esté a gusto anímicamente.

Los mediadores también son los que se encargan de unir el trabajo interno, con aquellas partes externas, por ejemplo: clientes, socios, etc.

Puntos fuertes de los mediadores:

– Buenos comunicadores, facilidad para tratar con otros.

– Empáticos, asertivos.

Puntos débiles de los mediadores:

– En ocasiones pueden ser muy emocionales y esto a su vez puede afectar el proyecto.

– No planifican, les cuesta ver más allá o fijarse en detalles.

Basándote en lo anterior, toma nota de los rasgos que te identifican, define un estilo y trabaja en reforzar tus puntos fuertes y mejorar los puntos débiles para que logres crear el equilibrio perfecto.

Encontrar tu propio estilo de productividad es como probarte distintas prendas que destaquen tus puntos fuertes y oculten tus puntos débiles. Experimenta y comprueba con qué te sientes cómodo, y no tengas miedo de integrar algo de cada uno.

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