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Las 5 etapas del burnout: cómo identificarlas y manejarlas

Recientemente, el burnout o síndrome del quemado, ganó la suficiente atención como para convertirse en un problema de salud mental a nivel mundial.

Sin embargo, es una condición que lleva décadas afectándonos.

El burnout no sólo se presenta en entornos laborales de alta presión, también puede surgir en el ámbito familiar, en trabajos en los que llevas mucho tiempo y se han vuelto mecánicos, en los estudios, incluso los niños pueden padecerlo.

Y es porque en esencia, el burnout es eso, estrés acumulado con el que no se ha lidiado. 

Si tienes una sensación constante de agobio y las cosas te parecen más difíciles de lo habitual, tal vez estés pasando por un periodo importante de burnout que, a su vez, también puede afectar negativamente tu salud y vida personal.

La Universidad de Winona en Minessota, EU, realizó un estudio en el que se definen 5 etapas del síndrome del Burnout y que, de acuerdo con el mismo estudio, es importante identificar para actuar y resolverlas antes que se produzcan complicaciones graves de salud mental.

5 etapas del burnout.

1. Luna de miel.

La emoción de un nuevo proyecto te da la energía suficiente para afrontar lo que sea. A esta etapa se le conoce como la “luna de miel”. 

Suele durar varios meses, y es una etapa que debes aprovechar para: 

1. Autogestionar tus emociones

2. Aprender a manejar mayores responsabilidades cuando se presenten.

3. Aprender a gestionar tu tiempo de la forma más eficaz posible.

Lo importante en esta etapa es entender que no todo siempre será bueno y excitante y que en ocasiones la disciplina y los mecanismos que desarrolles para lidiar y no dejar que ciertas cosas te afecten, serán esenciales para mantener a salvo tu salud mental.

2. Equilibrio.

Después de un tiempo, empiezas a sentir el cansancio y a notar los fallos en el proyecto.

Te sigue gustando lo que haces y te va bien, pero algunos días son más estresantes que otros y algunas tareas te parecen repetitivas.

Algunos síntomas que resaltan en esta etapa son:

1. Falta de concentración

2. Ligero desinterés

3. Ineficiencia

Además, en este punto es natural que estés dejando de lado otros aspectos, sólo por concentrarte en el proyecto en el que participas. 

Si hay algo que debes hacer en esta etapa, es hablar y buscar ayuda, expresar tus preocupaciones y hablar con los involucrados para encontrar mejores formas de hacer las cosas, de mejorar los procesos.

3. Etapa crónica.

Angustia y depresión marcan esta etapa en la que la negación se apodera de tu vida profesional y personal hasta el punto en el que te molesta todo lo que sucede dentro y fuera del entorno que te ocasiona estrés.

En esta etapa incluso puedes comenzar a sentir dolencias físicas, tristeza, el síndrome del impostor y esa sensación de no ser suficiente te acompaña a diario.

Una manera de lidiar con esta etapa y evitar que pase a la siguiente, es buscar ayuda externa o alguna actividad extra/diferente que te distraiga de esa fuente de frustración.

Asimismo, la ayuda psicológica es esencial para ayudarte a entender qué pasa, analizar la situación y buscar una solución oportuna para salir del nivel de agobio y cansancio en el que te encuentras.

4. Crisis.

La etapa de crisis, el punto crítico del burnout. 

Durante esta fase, empiezas a sentir que estás creando muy poco valor/eficacia con tu trabajo. Te entusiasmas menos, lo que hace que te sientas menos interesado en continuar en tu puesto en las mismas condiciones. 

Otra forma de describir la fase de crisis es el punto en el que los empleados empiezan a perder la fe en sus capacidades, lo que les hace sentirse incompetentes o inadecuados para hacer frente a futuras demandas.

La forma de lidiar con esta fase, es saber identificar nuevas oportunidades y evolucionar con tus habilidades, que en mucho caso significa, buscar nuevos retos y aceptar el progreso como parte natural del crecimiento personal.

5. Estancamiento.

En esta etapa, el síndrome está tan inmerso en la vida de una persona, que ya no sabe diferenciar entre estar cansado o deprimido.

Lo peligroso de esta etapa, es que muchos no notan que están quemados y toman el agotamiento constante como algo normal.

En esta fase es importante hacer introspección y pensar en qué estás haciendo y hacia dónde vas, para poder descubrir si haces las cosas porque quieres o por inercia.

Lidiar con el burnout, es posible.

Todo se trata de hábitos y de que seas flexible contigo, con tus habilidades y responsabilidades. 

Procura siempre y sin importar la cantidad de cosas que tengas por hacer, regular las horas que te dediques a un proyecto. Descansa y disfruta de unos momentos de relajación para poder proporcionar un rendimiento saludable en todo lo que hagas. 

Si tomas el control sobre el estrés no sólo llevarás una vida más feliz y equilibrada, sino que también continuarás siendo productivo.

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